samedi 2 avril 2011

El cementerio de Praga : Capítulo 1

Desde la primera línea, Eco nos sitúa en un tiempo : el siglo XIX, año 1897 y en un lugar preciso del París de la época : la Plaza Maubert. ¿Por qué ese lugar y no otro? Tal vez porque esa plaza está cargada de historia turbulenta. Ya en la Edad Media era un lugar célebre tanto por las fiestas universitarias como por las ejecuciones de los criminales juzgados por la Sorbona. Y hablando de ejecuciones, en ella murió Etienne Dolet, impresor, traductor de Platón, amigo de Rabelais, poeta, orador... En fin, figura insigne del siglo XVI y quien fuera condenado por ateísmo. En el siglo XIX, la plaza Maubert era uno de los pocos sitios de París que no fue modificado por los trabajos de Haussmann y el que la atravesara, lo hacía por su cuenta y riesgo.


De esa plaza partían cellecitas, (Eco se deleita nombrándolas) y una de ellas debería interesarnos : la rue d'Amboise. ¿Por qué? En ella se encontraba un callejón sin salida, al fondo del cual había una tienda de antigüedades.


Eco se detiene en la descripción de esa tienda. Comienza por la vitrina poco transparente debido al polvo depositado sobre los vidrios y que impide ver lo que hay en el interior. Si entráramos veríamos una colección de objetos heteróclitos, atractivos a simple vista pero desprovistos de interés si se los observa detenidamente. De esa pieza pasaríamos a un gran salón situado en el segundo piso y al cual se accede por unas escaleras de escalones inestables. Los objetos que se encuentran en él, son de una factura diferente y si finalmente llegáramos a la habitacón situada al lado descubriríamos un lujoso lecho con baldaquino y una serie de objetos sin gusto ni refinamiento y que sólo muestran un deseo de ostentación de opulencia. ¿Por qué tanto interés en describir los objetos de esa casa?


Si regresáramos al salón de entrada, descubriríamos a un viejo envuelto en una bata de casa que está escribiendo la historia que nosotros vamos a leer. Ni nosotros, en tanto que lectores, ni el narrador sabemos quién es ese misterioso hombre. En cierta forma vamos a descubrirlo juntos.


Ése es el primer capítulo de El cementerio de Praga e indudablemente que el sello de Umberto Eco está presente. Su estilo cargado de referencias eruditas se observa en la historia de la plaza; las largas enumeraciones, en los nombres de las calles y en los objetos de la tienda de antigüedades; además, abundan los incisos. Como lectores debemos estar muy atentos para seleccionar la información pertinente y sencillamente disfrutar de la accesoria.