jeudi 24 février 2011

Museo Van Gogh : La cosecha. (1888)


La Cosecha y Los Girasoles fueron los dos primeros cuadros que vi de Van Gogh. Tenía 13 años, estaba en 1er año y fue gracias al laminario de Educación artística pues había que recortar "algo" para un trabajo.


Los Girasoles me parecieron horrorosos al igual que el Cristo amarillo de Gauguin, también en el laminario. Para mí, pequeña insolente, ambos cuadros estaban "mal pintados" y había "mucho amarillo". (En realidad, siempre he tenido problemas con ese color, nunca me ha gustado y cuando lo he llevado me sentía cual momia apergaminada.) Para colmo, mi profesora de Educación Artística contó la historia de la "oreja mutilada" y quedaron sentenciados : locos, alcohólicos (... pare usted de contar), decreté que no me interesaban. ¡La ignorancia es la madre de todos los vicios!


Afortunadamente, mi suerte no estaba sellada y la vida me ha permitido rectificar y darle al César lo que es del Césear y a Van Gogh y Gauguin el cariñito que se merecen. Con este último me reconcilié hace poco tiempo. Pero ésa es otra historia y, en este momento, es Van Gogh quien ocupa mi tiempo y vacaciones.


Retomando el hilo, a diferencia de los Girasoles, la Cosecha me gustó. No recuerdo exactamente por qué, sencillamente me gustó. He recordado todo esto mientras miraba el cuadro en alta resolución. Al observarlo, sentí una suerte de descarga eléctrica y estuve contemplándolo sin preocuparme del tiempo, recorriéndolo de arriba a abajo, de derecha a izquierda. Lo he disfrutado enormemente.

En una de las cartas a su hermano Théo, Van Gogh escribe : "Cela m'a un peu contrarié mais dans les intervalles ensoleillés, tout de même, je viens de terminer une toile représentant des terres labourées. Un ciel bleu avec des nuages blancs. Un inmmense terrain de lilas cendrés, des mottes innombrables, l'horizon de collines bleus et de buissons verts avec des petits mas à toits orangés". (1)



El pintor describe la Cosecha destacando los elementos que definen el paisaje : el sol y el campo; y los diferentes colores utilizados en su representación. El azul en sus diferentes tonos : el celeste verdoso para el cielo y el añil para las montañas del fondo y para salpicar la composición (lo vemos en la carreta del centro y también en las patas de los caballos) y, a veces, para dibujar las formas en alternancia con el negro. El naranja, su complementario, para los techos de las granjas y también para dibujar una parte del contorno del gran almiar (situado a la izquierda del primer plano) y del pequeño arado, que limita el gran plano central del primero.



Me gusta el contraste entre ese plano central despejado y ordenado, donde predomina un amarillo deslumbrante, limitado, al fondo, por las montañas y , delante, por las parcelas llenas de pequeños matorrales, separadas por vallas color ocre con ciertas pinceladas de azul.



La Cosecha es un verdadero espectáculo cromático, toda una invitación para escapar del frío, la humedad y el cielo gris y refugiarse en los campos mediterráneos.



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(1) Traducción : Esto me ha contrariado un poco, sin embargo, gracias a los momentos de sol, acabo de terminar un lienzo que representa tierras labradas. Un cielo azul con nubes blancas. Un inmenso terreno de lilas color ceniza, innumerables terrones, el horizonte de colinas azules y matorrales verdes con pequeñas granjas de techos anaranjados.

mercredi 23 février 2011

Museo Van Gogh : Dos paisajes de Montmartre.

Aunque la explotación de las canteras de sulfato de calcio hidratado había cesado y las galerías subterráneas amenazaban con provocar el derrumbe de la colina, cuando Van Gogh se instaló en París, en 1886, Montmartre todavía poseía sus canteras y algunos molinos. En ellas, el sulfato, explotado desde la época galo-romana, era transformado para elaborar el famoso "yeso de París" reputado no sólo para la construcción sino también para el moldeado.



De esas canteras, Van Gogh realizó varios cuadros y dos de ellos, expuestos en el Museo de Amsterdam que lleva su nombre, atrajeron mi interés.


La colina de Montmartre con la cantera de piedras (1886).



Uno diría que el estilo "más conocido" del artista ya está presente. Si bien los colores, todavía no incendian el lienzo, ya estamos lejos de los tonos opacos de sus primeras obras. La técnica de pequeñas pinceladas o "trocitos de color" crea la colina y ese personaje solitario expresa el sentimiento.



Montmartre : molinos y jardines de verduras (1887)




¡ Aquí reconocemos un Van Gogh ! Sin embargo, este cuadro nos recuerda tanto a Seurat : la técnica del puntillismo ha sido utilizada en parte para pintar lo concreto : casas, molinos, campos, campesinos. El cielo, sin embargo, parece un esbozo de los que pintará Van Gogh, al final de su vida.






Florero con gladiolas.


La segunda visita que estoy realizando gracias al "Art Project" es el Museo Van Gogh en Amsterdam donde podemos apreciar cuadros como los célebres : "La habitación del artista" y los "Girasoles". Sin embargo, no seleccioné ninguno de los dos, precisamente, porque son archiconocidos.


En cambio, este pequeño "Florero con gladiolas" (39 cm x 47 cm) me sedujo, al punto de que ahora hasta me gustan esas flores, que nunca habían figurado entre mis preferidas. ¡Las asocio con las coronas para los muertos!


Van Gogh pintó esta naturaleza muerta en 1886. Había llegado a París, en el mes de marzo, porque deseaba conocer de cerca lo que proponían esos "impresionistas" de quienes había oído hablar.


En algún momento, descubrió las pinturas de un tal Adolphe Monticelli (1824-1886), en la tienda de Delarebeyrette, marchante de arte parisino. La impresión fue tal que, en 1888, escribirá : Monticelli "era un hombre fuerte - un poco chiflado e incluso mucho - que soñaba con el sol, el amor y la alegría pero siempre fastidiado por la pobreza - un gusto extremadamente refinado de colorista. Pues bien, estoy seguro de que continúo aquí como si fuera su hijo o su hermano. (...) Retomando la misma causa, continuando el mismo trabajo, viviendo la misma vida, muriendo la misma muerte." (Lettre à Wilhelmina, Arles, 7 août, 1888).


El "florero con gladiolas" muestra la manera como Van Gogh interiorizó las propuestas de los impresionistas : él utilizará la técnica impresionista no sólo para pintar con pinceladas de color puro sino también para expresar sus emociones. A Van Gogh no le interesaba una representación correcta de las cosas. Utilizaba colores y formas para expresar no sólo lo que él sentía frente a los objetos que pintaba sino también el sentimiento que buscaba provocar en el expectador.


Tal vez por eso, me gustan sus gladiolas blancas, rosadas, amarillas y rojas, pues ellas expresan elementos de realidad vistos de manera subjetiva. Si ése no fuera el caso, yo sólo vería las flores que tanto me desagradan en la realidad.


Si contemplamos el cuadro en su totalidad, reconocemos sin dificultad las flores representadas pero si nos acercamos y lo contemplamos por parcelas, esa realidad se desintegra en manchas de color que uno diría aplicadas con los dedos, sin necesidad de pincel, o ,en todo caso, sugiriendo que no se utilizó. Hagan la experiencia, aumentando lentamente la resolución.

mercredi 2 février 2011

Visita a la Antigua Galería Nacional (Alte Nationalgalerie) de Berlín

Hoy me he divertido de lo lindo con "Art Project" la nueva aplicación que Google propone para realizar una visita virtual de 17 museos. Es una idea simpática aunque todavía no acabo de entender lo que debo hacer para pasearme por las salas. En cambio, tengo claro que una obra de cada museo se puede apreciar en gigapixeles y el resto será con menos "giga" pero también en una muy buena definición. Mirar "El Nacimiento de Venus" o la "Ronda Nocturna" en sus más mínimos detalles siempre será una experiencia metafísica.

Mi espíritu cartesiano se ha inspirado y por eso ha surgido la idea de visitar metódicamente los 17 museos propuestos no sólo para deleitarme con las obras conocidas sino para descubrir lo que ellos encierran. En realidad, adoro los museos y por eso pienso jugar con "Art Project" hasta que logre visitar virtualmente todo lo que propone ese portal gratuito. Por supuesto que nada reemplaza la verdadera visita con las recompensas y frustraciones cuando el cuadro que soñabas ver ha sido prestado o muchas cabezas te impiden llegar a él.

Seleccionaré siete cuadros, uno por cada día de la semana, que desearía ver si visitara el museo respectivo. La selección será eminentemente "subjetiva" pues se hará tomando en cuenta el por qué ese cuadro me ha interesado en el momento presente. Podría darse el caso de que lo seleccione porque siempre he querido verlo, porque su autor es uno de mis pintores fetiches, porque es un cuadro que ha marcado la historia de la pintura o sencillamente porque se armoniza con mi estado de ánimo actual. En todo caso, trataré de justificar mi selección.

Mi recorrido comenzará en la Antigua Galería Nacional de Berlín. ¿Por qué? Sencillamente porque ella forma parte de los edificios de la Isla de los Museos, que me gustaría visitar para admirar entre otras obras, el busto de Nefertiti que ahora se encuentra en el Museo Nuevo, otro de los edificios de esa zona cultural.


Lunes : La bahía de Nápoles de Carl Gustav Carus.
Descubrir a este pintor del romanticismo alemán me permite comenzar la semana con una hermosa vista, a través del vano de una ventana.

Martes : El cuarto del balcón de Adolph Menzel.
Otro hallazgo interesante que me condujo de lo exterior a lo íntimo.
Este cuadro, realizado por el máximo representante del realismo pictórico alemán del siglo XIX, me recordó los interiores del pintor venezolano Eduardo Schlageter.

Miércoles : "Parocialstrase" de Eduard Gaertner.
Un total desconocido del siglo XIX me descubre una ciudad, muy europea, con la perspectiva de una de sus calle, sus edificios y, al fondo, la torre.

Jueves : El Molino de la culebra de Cézanne.
En la mejor tradición de "La casa del ahorcado".

Viernes : Naturaleza muerta con flores y frutas de Cézanne.
Flores, frutas, el mantel blanco, los pliegues, la mesa...
La quinta esencia de Cézanne.

Sábado : Abadía con robles de Caspard David Friedrich.
De la mano de Caspard, paso de lo concreto de Cézanne a esas ruinas, esos árboles sin hojas, esas cruces...
Símbolos evocadores de lo éfímero, lo intangible.

Domingo : La isla de los muertos de Arnold Böcklin.
¿Por qué el domingo? No sé, tal vez porque deseo dejar lo inevitable para el final.
Gracias, Samantha, por habérmelo presentado.


Les invito a visitar la Antigua Galería y descubrir los cuadros que me gustaron y muchos otros. No lo lamentarán. De todas maneras, yo tengo que volver a Berlín porque hay otros cuadros que merecen una pausa. Un simpático Constable me estará esperando.